La labor de los cuadros Kirchneristas es encomiable. Discusiones, acalorados debates, reposadas coincidencias, encuentran a nuestros mejores hombres y mujeres desarrollando el arte de la formación política, esta vez, en el marco de la operación Menguele -como le llama la reacción, que se siente acorralada- porque se experimenta directamente sobre seres humanos, o la más descriptiva "Operación Kompañero Humedá" como se la denomina en los corrillos K.
La cuestión es que no tardaron nuestros intelectuales orgánicos en advertir la complejidad de la tarea. Darle elementos a Kacho para la acción y síntesis política no es moco 'e pavo. Tras jornadas de intentar inyectar en sus neuronas la complejidad de la problemática de la salud en el norte cordobés o, el problema escritural por el que atraviesan los inmuebles en Traslasierra, o -simplemente- cuantas son las organizaciones que componen Unidos y Organizados, los teóricos decidieron una solución extrema.
Como todo humorista, Kacho es un poquito infantil. Por otro lado los cuadros de UyO también disfrutan bastante del infantilismo. Todo lo cual, llevó a que, medio a los cachetazos y piquetes de ojo, se decidiera preparar un equipo de Payacuadros que, de algún modo, hicieran más ameno el proceso de politización extrema al que se sometía al humorista.
El espacio del Hospital Nacional de Clínicas se pobló de estentóreas consignas que daban cuenta de la jocosidad de nuestros militantes "Aquí están! estos son! los Payasos de Perón" "Se está poniendo de mooooda tirar payasos al maaaar nosotro los payacuaaadros compramo un catamarán" y boludeces asi...
Así nació el cuentito del Payaso clin caja, un adorable duendecillo que recauda para la campaña, mientras cuenta chistes de salón. También, la historia de Ceniciencia, una joven Bisagrista que parte
la tierra y que sólo habla de Tecnópolis a sus embobados oyentes.
Sin embargo, al promediar el cuento de Unidito y el Lobo, sobre un niñito que cuida el rebaño mientras desde Buenos Aires le piden explicaciones, pero es tan picarón que nadie, absolutamente nadie le cree, Kacho estalló en risas.
"Se ríe!" "El Kompañero se ríe! hemos triunfado" soltó, eufórico uno de los Payacuadros más formados. Sin embargo, al consultarle a Kacho de qué se reía, éste contestó: "Nada, me encontré pensando en el cuento de la sirvienta que se iba a morir, y lo noté un tanto garca, misógino y cosificador, por lo que ya no lo incluiré en mi repertorio"
Pese a la satisfacción inicial de los Payacuadros, densas sombras se ciernen en el futuro de UyO... regresaremos con más... "OPERACIÓN KOMPAÑERO HUMEDÁ"
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