lunes, 28 de diciembre de 2015

LA NIEVE DE LA MUERTE CAE PARA TODOS

LA NOTA QUE SE PUBLICA A CONTINUACIÓN ESTA EXTRAÍDA DEL LIBRO DE JOSÉ PABLO FEINMANN "EL MITO DEL ETERNO FRACASO" PUBLICADO EN 1985. HE BUSCADO EN INTERNET ESTA NOTA PERO NO LA HE ENCONTRADO, ASI QUE LA TRANSCRIBO PARA AQUELLOS QUE QUIERAN LEER SOBRE ESTOS TIEMPOS.



NAVIDADES TRÁGICAS

"Dolorosamente - o para ser más preciso: casi como la realización de la más atroz de mis pesadillas- recuerdo los meses de noviembre y diciembre de 1976 en Buenos Aires. Escribo Buenos Aires y me quedo corto. El fenómeno erizaba, tensionaba hasta la tortura la conciencia del país entero. De este país, del nuestro, de la Argentina. Pero claro: soy porteño. Mis recuerdos inmediatos - los más veraces, esos que se conservan para siempre a flor de piel, se remiten a este ámbito, Buenos Aires, y a los desdichados seres que padecíamos el fenómeno que se había desencadenado hacía ya algunos meses pero que ahora intensificaba su terror. Cualquier ciudadano, cualquier argentino, aún aquel que no hubiese hecho en su vida otra inocente cosa sino cultivar hortalizas en el fondo de su casa- sabe a que fenómeno me refiero: la represión.
¿Por qué intensificación del terror? Por dos causa: a) durante esos meses - noviembre y diciembre - los límites de la represión perdieron (más que nuca) el horizonte, la valla, la matemática racionalidad que todo límite implica. La represión se volvió ilimitada; b) su falta de límites significó también , y no podría ser de otra manera, su impunidad. No había responsables porque ya no sólo se ignoraban las causas del castigo sino asimismo la identidad de los castigadores. ¿Quienes eran?  En este aspecto, dinamitadas por el terror, las distintas versiones obedecían más al vértigo del delirio que a la verdad. Tampoco podía ser de otro modo: no había verdad, había solo miedo. 
Varias veces, durante los años que siguieron, medité sobre otro hecho que ocurrió paralelamente a los que acabó de narrar. Ocurrió, quiero decir, durante esos terribles meses de noviembre y diciembre de 1976. Me refiero a la reedición de El Eternauta, con guión de Oesterheld y dibujos de Solano López. No fue un hecho casual.
El Eternauta, (junto con El Sargento Kirk de Oesterheld-Pratt, la obra maestra de la fecunda historieta argentina) aparece en 1957 en la revista Hora Cero. 
1957: éramos pibes que empezábamos el secundario. Pratt era mi ídolo. Mi meta en la vida, por ese entonces era llegar a dibujar como él. Que disparate, ambiciones que matan, jamás lo hubiera conseguido. Por suerte pude olvidarme del asunto. El Eternauta, sin embargo, ocupó en mí y en casi todos los que éramos pibes en aquel año de 1957 su insoslayable lugar. No sospeché entonces que la historia de Juan Salvo, su familia y sus amigos, expresión de la aventura, el coraje y la fidelidad del grupo en 1957, iba a transformarse, en la reedición de noviembre de 1976, en metáfora del terror, la persecución y la muerte.

LA NIEVE DE LA MUERTE

Ediciones Records publica, durante noviembre y diciembre de 1976 una reedición del El Eternauta en 11 fascículos semanales. Las primeras entregas, la elección del lugar de partida de la historieta, son las que la transforman en una auténtica obra maestra. 
Ocurre así: Juan Salvo, pequeño industrial, juega al truco en la buhardilla de su chalecito de Vicente López con tres amigos. Son ellos: el profesor de física Favalli, el bancario Lucas Herbert y el jubilado Polsky. En medio de las alternativas del juego, placenteramente, Salvo toma conciencia de su situación: "Es bueno estar allí (reflexiona)con los amigos en aquella buhardilla(...) Era la prueba concreta de mi triunfo en la vida. Yo, Juan Salvo, no era rico pero mi pequeña fábrica de transformadores me permitía vivir a gusto, tener la clase de placeres simples que eran todo mi horizonte. Sí, era dulce la vida aquella noche helada, en mi chalecito de Vicente López, cálido como un nido". Piensa en su mujer, y en su pequeña hija. Ambas duermen. Se siente seguro, acompañado, protegido.

Una digresión apenas: creo que es necesaria: rechazo cualquier interpretación que haga de Juan Salvo un pequeño burgués. Este concepto - que supuestamente cubre a quien se le endilgue con sombras de desprestigio sociológico- responde a una interpretación dogmática de la realidad social. Ningún individuo es condenable o recuperable por su mera inserción o no en el aparato productivo, sino por su funcionalidad política. Ningún pequeño burgués es fatalmente un timorato reaccionario, víctima emocional de la propaganda y los vaivenes del "establishment". Ni tampoco existe un solo obrero que sea fatalmente revolucionario por su mera condición de tal. La sociología - para tratar adecuadamente estos temas - debe abrirse a las realidades de la libertad, la conciencia y la elección políticas.  Nada más sobre esto.
Juan Salvo y sus amigos no son pequeñoburgueses: son ciudadanos argentinos, que viven como argentinos, que tienen afectos, mujer, una hija, amigos, que saben disfrutar de la íntima, profunda alegría de una partida de truco en una buhardilla de Vicente López. Esto, antes del terror. 

Y el terror, como no podía ser de otro modo, comienza con la oscuridad. En ese momento donde los rostros queridos y reconocibles desaparecen para ceder lugar a las sombras. Se apagan las luces de la buhardilla. Los amigos se dirigen hacia la ventana y miran a su través. Polsky dice: "Hay algo en el aire".¿No ven que parece que está nevando?". Juan Salvo lo confirma: "Tenés razón. Parece una nevada fosforescente". Y la describe así: "Acunándose en el aire quieto, de lo alto caían tenues copos. Casi transparentes, emanaban una débil luz de trasmundo. Todo, hasta donde se podía ver, se cubría ya de aquella nevada. Nevada irreal, de dibujos animados. Y mortal, terriblemente mortal". 

La historia que sigue es la de la lucha por la supervivencia. Cada uno de los personajes enfrenta la situación límite según sus características. hay valentía en Salvo, serenidad en Favalli, fatal descontrol en Polsky. Pero más allá de esto - más allá del perfil individual, intransferible de cada personaje - hay una verdad que rige para todos: LA NIEVE QUE CAE ES MORTAL, MATA A CUALQUIERA, MATA CON ABSOLUTA, TOTAL INDISCRIMINACION. 

¿OCURRIRÁ TODO UNA VEZ MAS?

La historia de El Eternauta es una historia circular. En el final, luego de infinitos avatares, Juan Salvo regresa a su chalet de Vicente López. Es una noche invernal de 1957. Ya llegan Favalli, Herbert y Polsky para jugar la partida de truco en la buhardilla de Salvo. Ninguno recuerda nada. La marcha hacia el caos, inexorablemente, parece comenzar una vez más. El narrador de la historia . el propio Oesterheld - se pregunta aterrorizado: "¿Será posible evitarlo? ¿Qué hacer? ¿Qué hacer para evitar tanto horror?". 
No me queda mucho por agregar. Solamente esto: suele decirse que la historia es cíclica, que se repite. También suele decirse lo contrario: que no. O que se produce una vez como tragedia y otra vez como comedia. Pero tengamos algo por cierto: hay historias que no deben repetirse. Nunca más deberá nevar en Buenos Aires, en la Argentina. No hay nada por supuesto, que lo asegure. O quizás si: cuando se desciende tan hondamente en el abismo, la única posibilidad es la esperanza. Y en esta historia, también, estamos todos implicados. 

(HE CORTADO UN PAR DE PARTES DE LA NOTA PARA NO HACERLA TAN LARGA Y QUE NO HACEN A LO ESENCIAL. CUANDO TODOS VEMOS ESA FOTO DE NESTOR CARLOS KIRCHNER TRANSFORMADO EN EL ETERNAUTA, MUCHAS VECES NOS PREGUNTAMOS QUE SIGNIFICAMOS CON ESA IMAGEN. Y ESA IMAGEN, MÁS QUE EL HEROE COLECTIVO QUE ES CIERTA, Y QUE ES REAL, ES RECORDARNOS ESTO: LA NIEVE DE LA MUERTE CAE PARA TODOS. Y LA UNICA CONSTRUCCION POSIBLE PARA NO REPETIR LA HISTORIA, ES COLECTIVA. ACÁ NO HAY ILUMINADOS NI CONDUCTORES QUE LA TIENEN CLARA. ACA HAY CONSTRUCCIONES COLECTIVAS. RESISTENCIA COLECTIVA. ESA SERA LA UNICA FORMA DE QUE CUANDO LE NOS PREGUNTEMOS SI SERÁ POSIBLE EVITARLO, LA RESPUESTA SEA: SI. CLARO QUE ES POSIBLE EVITARLO)






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