miércoles, 16 de marzo de 2011

MENÚ DEL DÍA: E-TAPAS


Reflexionando (intrépidamente, por cierto) sobre el ser Peronista, leemos a Hank Soriano. Notable pluma. Arrimamos nuestro microbochín:

Estimado: Comparto plenamente gran parte de tu artículo.
Sin embargo. 1) Resulta medio “televisiva” la cosa. Aún cuando se trate de una reflexión sobre 678, me parece que justamente, apunta a dimensionarlo sobredimensionándolo.
La vida corre caudalosa por la realidad no televisada. Y tal vez, esa sea la gran falencia conceptual de la militancia/adherencia política de cierto Kirchnerismo/Peronismo post 125.
Pareciera que la batalla cultural se redujo al espacio circunscripto por la Ley de Medios.
Y, claro, en gran parte es así.
Era nesario salir a empardar la goleada de TN-MONOPOLIO-TINELLI etc.
Gran parte de esa épica se explicita en los bloggeros, y, masivamente, en 678, TVR, Duro, etc.
Pero TODO eso es –meramente, ay!- una narrativa. Un relato. Una versión, y muchas veces contada desde la emoción y –ufa- el oportunismo dogmático.
Disiento sumamente con BARONESRUSSOSVIEYRASCARRASCOS en muchas oportunidades. Se suele enunciar un conjunto teórico medio forrón y acrítico.
2) Y –ojo- soy Peronista, soy Kirchnerista Acrítico. Pero, en el sentido de ubicar mi militancia más acá del neocomunismo  de apoyo crítico (PSol, Sabatella, etc.). Lo que no me impide preservar mi disgusto en relación a (por ejemplo) las desastrosas políticas del gobierno nacional para Córdoba, donde lo sufro, o sentirme perplejo ante la calidad humana y política de los compañeros que integran/mos esta “ancha avenida”. Hay muchos con los que no tengo nada que ver.
Pero, justamente, eso es ser Peronista.
Desde mi humilde punto de vista que enuncio con total soberbia, el movimientismo tiene esa particularidad de no dejarte dormir tranquilo.
Siempre vas a tener a un –digamos- rival a vencer DENTRO de tu propio espacio. No como los progres que son todos lindos y usan la misma ropa.
Pero en la puta vida movieron el vúmetro de la política en el país.
La vocación por el poder (sea para discutirlo, sea para ser cooptado) es lo que me llama al Peronismo luego de un origen de –Urgh!- izquierda marxista de copetín.
3) Las etapas son las etapas. Hoy sirve la amplitud del movimiento. Alcanza. El nivel de confrontación la torna necesaria. Mañana, tal vez, no. Tal vez mañana resolvamos tanto tufo a negociado por acá o tanto derechismo encubierto acullá. Pero, sin dudas, esa confrontación no es hoy.
De ahí, la tolerancia que debe tener el peronista que ya vivió esa peli. Y que –cuando menos- no olvida un par de capítulos que se le enroscan en las tripas de tanto en tanto.
4) NO es un problema televisivo, no es un problema de los medios de comunicación. Es un problema de construcción de poder popular. De afianzar el poder en manos del pueblo de tal manera que los dirigentes sean meros emergentes de ese empoderamiento y no chiquillos elegidos en un asado por Máximo (perdón, Majestad).
En definitiva, es un problema de que el 2001 no está tan lejos. Y que el 45 sí está muy lejos.
Bueno, quesio.

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