martes, 8 de noviembre de 2011

02-02-02 11-11-11 G.I.T. ASTROLOGICO

02-02-02

Cacerolazo con dos destinatarios

El cacerolazo de este viernes tuvo doble tema: responder a la “amenaza” del presidente Eduardo Duhalde y mostrar que el repudio a la Corte Suprema sigue intacto pese a su fallo del mismo día. Aunque en menor número que hace una semana, por todos los barrios los porteños salieron a golpear su insatisfacción y en Plaza de Mayo convergieron las asambleas barriales, vecinos, familias y, por primera vez abiertamente y con sus banderas al viento, grupos sindicales y algunos partidos de izquierda.La caceroleada de anoche estaba anunciada desde el domingo pasado, cuando los principales grupos de autoconvocados la votaron en la reunión interbarrial de Parque Centenario. El fallo de la Corte declarando inconstitucional al corralito y el posterior discurso presidencial funcionaron como estímulos no previstos para la protesta. Lejos de aquietar los ánimos, las opiniones fueron de condena a los jueces. “La Corte hubiera hablado antes; esto que hacen no sirve, quieren maniobrar para quedar bien con la sociedad pero nadie les cree,” resumió Marta Blasco, caceroleando en la esquina de La Rioja y San Juan. En Plaza de Mayo, un matrimonio con su hijita de tres años definió la decisión de los jueces como “una desfachatez: ven que se le viene la noche y quieren mejorar su imagen. No se les puede creer.” Rosa, vecina de San Cristóbal, consideró que “la presión de la gente hace que la Corte tome medidas como las de hoy, que se terminan convirtiendo en disputas dentro del poder porque cada cual actúa al sentirse acorralado.” Los vecinos de San Telmo, encolumnados detrás de un inmenso cartel y con una bandera de varios metros de largo, analizaron el fallo de los jueces como “puro oportunismo político. Es una operación menemista, no una opinión sincera”. En Congreso, Néstor Escudero opinó que en el máximo tribunal “cada cual está cuidando su silla”.

LA CRISIS: EXIGEN VETOS A LA LEY DE QUIEBRAS
Los funcionarios del FMI aumentan la presión sobre el Gobierno
Las últimas declaraciones del vocero del FMI, Thomas Dawson, en el sentido de que las conversaciones con los funcionarios del Ministerio de Economía argentino son "productivas", no parecen corresponderse del todo con el clima real de esas negociaciones. Por lo que trascendió desde el entorno del equipo que conduce Jorge Remes Lenicov, hay momentos en que las conversaciones adquieren perfiles "muy duros", con fuertes planteos de los hombres del Fondo Monetario. Eso sí, todo con buenos modales.

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